HISTORIAS DE INTERÉS

Historia del bacalao

Se dice que sus inicios se remontan al 1500, al ser descubierto por el portugués Gaspar de Corte Real. De todos modos, hubo que esperar algo más, hasta entrado el siglo XVII, cuando los vascos lo popularizaron en su región y, a continuación, se extendió por todo el país.

El hallazgo fue resultado de los viajes que los vascos realizaban a Terranova para perseguir ballenas. De vuelta, traían consigo un botín excepcional, las piezas de bacalao, abiertas y secadas al aire frío del Norte. Durante el siglo XIX, los muelles de Bilbao, sobre todo el de Uribitarte, era un punto estratégico para el comercio de bacalao, de todas clases y procedencia. Por este motivo, también la capital vizcaína fue puntera en establecimientos comerciales y de restauración especializados en este producto, así como en su rica aportación al recetario.

El bacalao al pil pil, a la vizcaína, el ajoarriero, en tortilla, la porrusalda o la zurrukutuna pertenecen ya a la cocina tradicional. Sin embargo, los pioneros en la forma definitiva de conservar este pescado fueron los portugueses, que hoy pueden presumir de una de las mejores cocinas de bacalao. Goza del reconocimiento de plato nacional y estrella indiscutible de su gastronomía. Es, el suyo, de excelente calidad, blanco y de espesores que, con frecuencia, superan los 5 o 6 centímetros. A nuestros vecinos debemos la técnica de abrir la pieza recién pescada y ponerlo en sal mientras dura la campaña de pesca. Portugal tiene las condiciones idóneas para secar al sol el bacalao, además de buenas salinas.

De nuevo en tierra firme, el pescado seró raspado y salado nuevamente para completar su secado antes de la venta, y empaquetado en hatillos de fácil manipulación y transporte. Múltiples ventajas.

La popularidad llegó rápido, sobre todo por las múltiples ventajas que comportaba. El bacalao robó plano a los salazones debido a su facilidad de transporte y conservación y también a los secados, por la buena recuperación de la textura de cocción. Así es como se introdujo en las cocinas españolas, desbancando incluso a otros productos de larga tradición y firmemente asentados en el recetario al uso. Por otra parte, su protagonismo inicial vino dado por la falta de refrigeración, convirtiéndose en "la carne" del momento. Además, una vez desalado, conservaba todas sus propiedades y aceptaba toda suerte de preparaciones, tales como hervido, frito, a la parrilla, en vinagreta o ensaladas y, por descontado, en compañía de todo tipo de salsas.

Aun tratándose en fresco de un pescado blanco con un 2% de materia grasa, el bacalao es considerado un pescado azul, ya que en el proceso de salado y secado el porcentaje aumenta.

Pescadores de bacalao

La pesca marítima ha sido una actividad tradicional de los habitantes de nuestro litoral con la que han cubierto una parte de sus necesidades alimenticias, obteniendo además con su comercialización, los ingresos para atender las exigencias personales o familiares más perentorias.

El Bacalao

El nombre científico del bacalao es Gadus morhua, el nombre del género Gadus procede de la palabra Griega gados, que significa pescado, y el origen del nombre de la especie morhua procede del nombre latín para el bacalao: morua.

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